sábado, 31 de enero de 2009

Antipoema de Parra para una pragmática Leda

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Coitus interruptus

por Nicanor Parra

Zeus se enamoró de una mortal
y no pudiendo pernoctar con ella
puesto que la belleza dijo nó
decidió transformarse en avechucho
desesperado por aplacar su pasión
aunque fuese bajo la forma de pájaro
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ella que era aficionada a las aves
se enamoró locamente del cisne
y se le abrió de piernas al instante
sin sospechar siquiera la burla de que era objeto
.
la dureza del miembro sin embargo
la longitud y el diámetro del miembro
delataron a Júpiter tonante
en los estertores del acto sexual
y el ingenioso dios o lo que fuere
tuvo que eyacular en el vacío

Del libro: Hojas de Parra (Santiago, Ganímedes, 1985)
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Muchos poetas le han cantado a Leda y a su Cisne -Rubén Darío, entre los que más-, pero ha sido el excepcional poeta chileno Nicanor Parra quien con su antipoesía (que no por ello menos poética) nos deja una muestra de la visión contemporánea, sagaz, genial y paródica (o irónica???) del mito que envuelve el encuentro de Leda con el Olímpico. Varios elementos nos mueven a afirmar esa visión contemporánea. En primer lugar tenemos a una princesa etolia que es capaz, como cualquier mujer moderna de decir: -"Nó, aunque seas un Dios". Si no hay amor, si la pasión no se inflama en ella, entonces nada, esta Leda rebosante de vitalidad parece decirle: "contigo ni a la esquina". Esta Leda no se deja impresionar por truenos, ni rayos, ni Zeus flotando en nubes, ni lluvias doradas, ni ninguna otra trampa divina y este Zeus es evidentemente más torpe, más humanamente apasionado.

Pero acerquémonos al antipoético lenguaje. Parra en su Manifiesto (publicado en Santiago por la editorial Nascimento en 1963) nos habla de su creencia y principio poético de la palabra: “Nosotros conversamos / en el lenguaje de todos los días / no creemos en signos cabalísticos” y así lo manifiesta en las palabras y frases con las que va contando la mitológica historia: Pernoctar, avechucho, desesperado, "se le abrió de piernas", dureza, el miembro, "eyacular en el vacío". Todas nos mueven a la risa o a la sonrisa y a la cotidianidad. No hay concesión para el Dios que simplemente debe convertirse no en un Olímpico cisne de plata con pico de ámbar (en la versión dariana), sino en un "avechucho", que según el diccionario de la RAE es un “ave de figura desagradable”… se destruye la fineza modernista, se construye la crudeza de la calle.

Volvamos con Leda. Esta antipoética Leda tiene sus debilidades –como Hera, la esposa-. Ella tiene aficiones (no se la pasa bañándose en el Eurotas esperando a ser violada por cualquiera) y entre éstas, Nicanor resalta su gusto por las aves (sean feas o hermosas, sublimes o arrabalescas), así que nuestra princesa al ver al “avechucho” enloquece de pasión y se abre de piernas, entregada y enloquecida ante su pasión zoofílica. Pero nuestra Leda (Parriana??) no es estúpida, no es una Metis o una Hera, es una chica con cerebro y experiencia y el torpe de Zeus un ostentoso sin remedio: “la dureza del miembro sin embargo/la longitud y el diámetro del miembro / delataron a Júpiter tonante”.

También hay una carga erótica en el poema, el saber si la poseerá o no, hay incógnita, juego y acertijo, no sabemos cómo terminará aunque el título fuese revelador (más humanas) podemos pensar que nuestra Leda finalmente se dejará, sorprendida por el hallazgo, llevar por la pasión. Pero no, y nuevamente un “nó” acentuada sobresale en el poema, esta vez acompañado con acción: Leda deja al cisne a punto del orgasmo, lo abandona antes de alcanzar la clímax, esta Leda sí sabe cómo vengarse del Olímpico: “en los estertores del acto sexual y el ingenioso dios / o lo que fuere tuvo que eyacular en el vacío”.

Buen fin para nuestro astuto cisne…
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Nicanor Parra Sandoval (5 de septiembre de 1914, San Fabián de Alico - Chile) es uno de los más grandes poetas chilenos, grande e irreverente o irreverentemente grande (hermano de Violeta, poeta y cantante folklórica) a quien se le atribuye la creación de la antipoesía, pues él literariamente se expresa a través del lenguaje cotidiano y directo, lleno de una profunda mirada irónica a la sociedad:

Durante medio siglo
La poesía fue
El paraíso del tonto solemne.
Hasta que vine yo
Y me instalé con mi montaña rusa.
Suban, si les parece.
Claro que yo no respondo si bajan
Echando sangre por boca y narices


Y en su antipoema “Epitafio”, se describe y se despide:

Con una voz ni delgada ni gruesa,
Hijo mayor de profesor primario
Y de una modista de trastienda;
Flaco de nacimiento
Aunque devoto de la buena mesa;
De mejillas escuálidas
Y de más bien abundantes orejas;
Con un rostro cuadrado
En que los ojos se abren apenas
Y una nariz de boxeador mulato
Baja a la boca de ídolo azteca-
-Todo esto bañado
Por una luz entre irónica y pérfida-
Ni muy listo ni tonto de remate
Fui lo que fui: una mezcla
De vinagre y aceite de comer
¡Un embutido de ángel y bestia!



Más información sobre Nicanor Parra: AQUÍ

La mente infantil: entre cigüeñas y Ledas

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Leda sin el cisne

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Le Cygne /Leda and the Swan in One Image. Jack Dzamba

Leda y su Olímpico no necesitan estar juntos...

Él va en ella, él es ella misma, se integran, se complementan y aunque él no esté, está. Está en la forma de su cuerpo, en la posición celestial de sus manos, en las púpilas de una sola mirada, en la brisa que mueve su cabellera, en el manto negro que la soporta, en esa desnudez en la que va vestida, en la caída de sus pechos, en el onanismo de esa mirada que encierra amor, copulan en la distancia de unas manos que se resisten a no sentirse, en el clip único de una única foto... siempre Leda va con su cisne... en la nostalgia de un próximo encuentro...

Porque Leda y el Cisne van unidos de eternidad

.....

Jack Dzamba, fotógrafo estadounidense emergente, describe en su obra la realidad partiendo de una imagen mental. La gran mayoría de sus fotografías están tomadas en un solo disparo. Según Henri Cartier- Bresson las imágenes fotografiadas están ya en la mente de modo que la geometría, composición, iluminación etc, vienen dadas. De esta manera, cuando el fotógrafo ve algo, el subconsciente reconoce si es una buena imagen.

Exposiciones y Concursos:
- 2007 - Paula Barr Chelsea, Nueva York, NY
- 2006 - Studios 39, Nueva York, NY- The Center for Fine Art Photography, Fort Collins, Colorado- Gallery Black and White, Boston
- 2005 - International Competition, “The Photography Competition 2005,” TCB- Café Publishing, San Francisco- Artitudes, Newton, Massachusetts
- 2004- International Competition, “The Photography Competition 2004,” TCB- Café Publishing, San Francisco- Linden Gallery, Rowley, Massachusetts- Alliance Française, San Francisco
- 2003 - Artisans Gallery, Mill Valley, Califoenia- San Francisco Black & White Gallery, San Francisco- Kookaburra, San Francisco- Blue Willow Inn and Gallery, Skaneates, Nueva York

Publicaciones:
- Like Sand from Orchid’s Lips (2006) TCB- Café Publishing, San Francisco
- Incredible Eyes (2004) TCB – Café Publishing, San Francisco.

viernes, 30 de enero de 2009

Más formas de interpretar el mito: las esculturas de Leda (I)

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Walter Bengtsson


Joan Seyferth



Karolin Donst


Elbert Price


Dave Lawton

jueves, 29 de enero de 2009

Leda e o Cisne, un poema de Selma Albes da Rocha


Leda e o Cisne
por Selma Albes da Rocha

1º Canto

Suave se aproxima em branca plumagem
Cercando Leda no aquecer das penas,
Garboso, empina as asas, distende o carmim olhar
E toca-lhe a pele, com o bico, apenas...

Leda não se move, lânguida
na misteriosa sedução perene,
nem crendo, afasta os joelhos lentamente,
abrindo-se ao Cisne, infrene.

O abraço de asas em vigor é assalto
co'a força do bico na nuca, e presa
sob o peito robusto, o desejo lhe arrebata
no leque de penas que em Leda adentra ...

Imóvel em suas coxas orgasma o Cisne
Rasgando-lhe a gruta vezes eternas,
Estremece em plumagem, treme penugens
Quando Leda o envolve no abraço das pernas!

2º Canto

Um Deus em mim!
Um Cisne em mim!
Esse ato louco
Farfalhando asas
No grunhido rouco...

Um Cisne em mim!
Um Deus em mim!
Nosso êxtase louco
a penugem sagrada
Estremece meu corpo...

Esse ato em mim!
O farfalhar em mim!
Um Cisne louco
Um Deus de asas...

3º Canto

Ela repousa...a beleza adormece
Em meio aos cisnes do calmo lago
Ela repousa...eis a hora!
Nua na relva, no verde afago...

Tão bela...Eis Leda...a proibida
Que a outro pertence e lhe é só sua
Do Olimpo que Deus não a quereria?
Escravo do belo, me rendo....Zeus...

Em desejo me transporto...ei-la!
Desperta aos cisnes de branca plumagem
Seus dedos se estendem nas águas silentes
Seus joelhos se abrem...eterna miragem.

Me visto em penugens e meus braços de asas
Arriscam o vôo até a outra margem
Sacudindo as penas respingo-a inteira
A sentir seu perfume em cada gesto.

Uma carícia...seu afago...Eis a hora!
Leda minha, um Deus a quer
No peito estufado, nas asas turbadas
Nas coxas fêmeas macias...eis a mulher!

É a hora...não se move... Leda espera
A posse alada que já nos domina
Sua nuca mansa, no bico já presa
Faz rendição das pernas que me fascina!

Sobre Leda eis-me! Eis a hora!
Mesclado em desejos... Deus... Cisne!
Mergulho insano na intumescida fenda
Finco em mais sua gruta enquanto cisme!

Tremor, arrepios, gozo tenaz
Eis-me em Leda, é a hora!
Fecundo seu ventre na avidez mordaz
Possuída és, para sempre e agora!

4º Canto

Coração já não é o meu
Nem de Zeus
Coração é Leda!!!

Corpo já não é o meu
Nem de Zeus
Corpo é de Leda!!!

Desejo já não é o meu
Nem de Zeus
Desejo é de Leda!!!

O êxtase
O gozo
O frêmito
A posse
Rendição nossa!!!

5º Canto - Triunfo do Desejo

Nem o sagrado recinto
Dos Deuses, o Panteón
Nem a distância da Terra
Nas margens do lago protegida
Nem as aves, nem o bando
Imunes estão...

Basta um olhar!
E do olhar, o desejo
E do desejo o prazer
E que isto se faça e seja
Para matar ou morrer...

Transmutar-se, transformar-se
Ser outro ser e não ser
Metamorfosear-se de súbito
Para tudo acontecer...

Ao fundo, ao largo, no interno
Nada se confunde, dúvida não há
A vontade se avulta e arremessa
Ao delírio divino que será.

Nada imunes, portanto, eis o cuidado!
Ó mortais e deuses de todos os Tempos!
Sempre Leda existirá e um Deus
Se fará Cisne e dela se apossará
Em metamorfoses, sedentos!
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Vicent Sellaer
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Selma Alves da Rocha es poetisa, novelista, cuentista, revisora de textos, investigadora histórica.... Nació en Belo Horizonte, Estado de Minas Gerais - Brasil, aunque hace más de 26 años que vive en Rio das Ostras, una tranquila ciudad costera en el Estado de Río de Janeiro. Su formación es en Literatura portuguesa e inglesa, y además de sus múltiples actividades como escritora, ejerce funciones de Miembro organizador de la Comisión de la academia Riostrense de Letras, Superintendente de Proyectos y Captación de recursos del la Fundación de Cultura de Rio das Ostras, responsable de la biblioteca pública de Rio das Ostras, entre otras.
Entre sus obras se encuentran: Canções e Delitos ( 1992); Terra dos Peixes (1997); Mulheres Fluminenses (2002); O Manuscrito de Haceldamã (2007); No coração da floresta do meu ser (2007); Despindo os véus de Ísis (2007).

El expresionismo abstracto de Cy Twombly

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Tres Ledas cargadas de fuerza del pintor estadounidense Cy Twombly.





Entre los artistas americanos que alcanzaron la fama a finales de la década de 1950, cuando la fuerza del Expresionismo Abstracto estaba decayendo, Cy Twombly (Lexington, Virginia 1928) fue el que se mantuvo más próximo a la creencia en la primacía del gesto de la generación anterior, cultivando una grafía inimitable que acabó por ser la esencia de su pintura junto al uso de la palabra evocadora de figuras y hechos míticos como elemento compositivo e incorporando gradualmente el color.
Criado en Lexington, santuario de la Guerra Civil Americana y sede del Instituto Militar de Virginia, Twombly ha mostrado siempre un gran interés por la temática y codificación militar y náutica. Insaciable viajero y conocedor del Mediterráneo, su fascinación por el mundo clásico le llevó a establecerse en Italia en 1957, país en el que reside la mayor parte del tiempo.
Twombly es conocido sobre todo por emborronar la frontera entre el dibujo y la pintura. Muchos de sus cuadros más famosos de finales de los años sesenta son reminiscencias de un encerado de escuela en el que alguien ha practicado la «e», o cientos de año de graffiti de baños sobre un muro

Léda, un poema de Jean Lahor (o Henri Cazalis)

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Léda
par Jean Lahor

Au cygne frissonnant qui la vient embraser
Elle offre son beau corps robuste sans comprendre:
Des Immortels naîtront de ce muet baiser,
Et la forme d'Hélène en ce flanc va descendre.
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Et par l'étrange éclat des soirs mystérieux
C'est ainsi que toujours la stupide Matière,
Et la femme ignorante ont procréé les Dieux,
Sans deviner d'où leur venait tant de lumière!

Leda au cygne. 1880-1882. Paul Cezanne


Poema aparecido en en libro L'Illusion que recoge sus obras poéticas escritas entre 1875 y 1893.

Henri Cazalis (1840-1909) fue un físico francés, poeta simbolista y hombre de letras. Utilizó para sus escritos dos seudónimos diferentes: Jean Caseli y Jean Lahor. Su obra literaria incluye: Chants populaires de l'Italie (1865); Vita tristis, Reveries fantastiques, Romances sans Inusique (1865); Le Livre du neant (1872); Henry Regnault, sa vie et sonvuvre (I872); L'Illusion (1875-1893); Melancholia (1878); Cantique des cantiques (1885); Les Quatrains dAl-Gazali (1896); y William Morris (1897).

Con Leda hasta en la Play

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miércoles, 28 de enero de 2009

Leda y el Cisne, un poema de Marco Cipollini

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Leda e il Cigno
por Marco Cipollini

LA RACCOLTA DI FIORI

Splendida un giorno andava di Tindaro la sposa
con sette ancelle munite di ceste capaci
lungo l’Eurota, dove la sponda era sabbiosa,
viva di pioppi, vetrici, pascoli feraci.

Andavano a cogliere gigli, rose, narcisi,
giaggioli bianchi e violacei, ed anemoni e crochi,
ma il colchico no, velenoso; sì gli elicrisi,
sì l’asfodelo, a Persefone caro e a non pochi

poveri a cui era di cibo, e il gladiolo vermiglio;
l’elleboro no, spandente follia nel bestiame,
no la mandragora, no lo stramonio che al piglio
già tossico era… Leda così tra l’erbame

quei fiori additava da farne colme le ceste,
e tra camomilla e papaveri e pratoline
grida d’infanzia lanciavan le ancelle, le teste
chinando nel precedere a gara le vicine.

Lungo la riva assolata avanzavano sparse
lasciando il verde calpesto, muto di colori,
e le api, mungendo nettare a greggi ora scarse,
sui vimini ronzavano prodighi di odori,

non garrule però quanto le donne alla preda,
ché assai ne occorreva sia a far ghirlande e diademi
per lo stimato re e la guardatissima Leda,
sia ad aspergere petali, iridescenti emblemi,

sui giovani insanguati, che drizzano la cresta
davanti alle vergini dagli occhi luminosi
quando spavaldi sopportan le sferze alla festa
di Artemide e cantano le belle inni gloriosi.

E giunsero, caldo il mattino di primavera,
a un’ansa ove la roca correntia si slargava
tranquillamente argentea, che la riflessa spera
del Sole di aureoleosi barbagli ammaliava.

C’erano canne e di giunchi e di tife alti steli
dipinti sull’acqua confusi a nuvole bianche
come se cielo e terra sorridessero in veli
nuziali, al vento ondulanti. Sostarono, stanche.


SENSAZIONI AMBIGUE

Madida, la regina più all’ondeggiare lento
del seno aprì lo scollo del peplo. Una zelante
ancella lesta agitò una frasca a farle vento,
altre un telo le stesero all’ombra delle piante.

Giacendo, attraverso un raggio la spalla discinta
cantò come perla… Le lunghe ciglia socchiuse
in un languore amabile… Sognò che sospinta
da non so che era nel fiume, le chiome profuse

simili si spandevano a una cròcea corolla…
Ma un piccolo strillo la punse, irritata: a riva
tra lor si schizzavano, fradice ogni midolla,
due ancor fanciulle e con voce ridevano viva.

Mal desta dal sogno sdrucito, Leda rivolse
a tutte la sua stizza: “serve insolenti e stolte!
Créusa, punisci la cagna che il sonno mi tolse!”
Le due si sogguardarono, le membra disciolte.

L’anziana un ramo sciancò lì dal salice e prese
su un dorso e sull’altro a vibrarlo; zitta il tormento
subiva ognuna: a Sparta chiunque geme alle offese
corporee, da sé il castigo più rende violento.

Leda, a nobili nozze sempre illesa la pelle,
fu allora turbata da Pan, che domina il giorno,
e come un oscuro miele assaggiò a veder quelle,
un’invidia sì dolce che da cieco frastorno

presa, indulse nella pena. La decana intanto
colpiva più rada, in attesa; finché, striate
di rosso le vergini, a cui tremolava il pianto,
la regina da quelle sensazioni maculate

si riscosse, stranita, “basta così” dicendo,
e a scacciare ogni estro voglia di un bagno ebbe,
così assecondando il suo sogno: il peplo stupendo
scivolò al suolo e fu nuda. Di lei non sarebbe

stata più bella una ninfa che corre sui monti,
né la stessa Afrodite se fosse ancor dall’onda
di Cipro fulgida sorta, allorché gli orizzonti
tacquero e l’ampia il vento chioma le sciolse bionda.


IL BAGNO DELLA REGINA

Ella marmorea in acque s’immerse trasparenti,
e cangiarono opàlee, sul carneo stelo il volto
sbocciava come un giglio. D’intorno le assistenti
i larghi sipariarono pepli, se tra il folto

spiasse un irsuto pastore… Saltò spaventato
giù da un sasso un ranocchio. Solo, fra le ampie sponde,
di lei il tenue sciacquio. Nel vasto vuoto assolato
due tortore, remote. Sì e no un frusciar di fronde.

Ma al cielo era specchio il liquido vetro del fiume,
e Zeus di femmina umana intravide la carne
pallida come sottile alabastro che a un lume
fa schermo, e il dio godimento per sé volle trarne.

Così dalle olimpiche nubi discese in forma
di cigno e d’Eurota volò alla tersa corrente.
Lassù il punto bianco una scòrse, gridò la torma
alla candida in cielo rapidità crescente.

Lei alzò lo sguardo cerulo e l’ombra su trasvolante
(fu un soffio) lo velò di un presagire lontano,
seguì l’alata creatura, che calò distante
un tiro di sasso, come sul trono un sovrano

si posò sulle placide acque balaustrate
di canne mormoranti lusinghe di Sirene,
le ali soavemente ancor movendo spiegate
parevano invitarla (sbigottì) a un sacro imene.

Perduto le urtò il cuore in seno, di una regina
non altro aveva che di aurei pendenti il decoro,
e sonnambula uscendo dall’onda cristallina,
diafana la vestiva profluvie acquosa d’oro.

Balbettò, cenno fece di andarsene alle ancelle,
di lasciarla soletta con quell’innocuo alato
per non intimorirlo, di ritrarsi oltre quelle
tife, in silenzio, e sferzate a chi avesse parlato.

Via scivolaron, quali foglie sulla corrente,
immerse a mezza vita, dei colpi timorose,
e si strinsero dove, ma zitte, cautamente,
si facevan le sbarre meno folte e fogliose.


LE NOZZE DIVINE

L’una l’altra spingeva per occhieggiare un poco
tra stelo e stelo un palpito di biondo o di bianco,
né Créusa burbera le tratteneva né il fuoco
delle fresche ferite sulla schiena e sul fianco;

da dietro, le altre tendevano il lobo inadorno
a lambir qualche sprazzo di riso, o scuotimento
di ali in fuga, o strillar bocca di carne o di corno,
e che godio tornasse la padrona in lamento!

Intanto ella in silenzio nuotando sinuosa a
l’angelica bestia, il cui innaturale candore
i suoi occhi succhiavano, tal che luminosa
più si fa una candela più la strugge l’ardore, e

come all’amato atteso di desio donna langue,
con densi di dolcezza occhi lo cerca, lei il cigno
rimirava, sì che un’oscura febbre nel sangue
le infuse, un caldo mosto nel suo purpureo scrigno.

Ampie in candida gloria spalancò a lei che emerse
lattea le ali; ma a farle crollare ogni difesa
fu il flessuoso collo che rigido si aderse:
si slanciò, gocciolante oro la chioma, a far presa

con le unghie sul suo petto dilatato e piumoso,
raggrinziti i capezzoli dal selvaggio cuore,
le ginocchia snervate da quel voluttuoso
abbraccio, rovesciò inerme il capo al molle afrore.

E l’uccello maestoso, cui si aggrappava, a riva
la sospinse, e sull’erba si prostrò resupina
all’orrore gioioso che gli occhi le imbruniva
semichiusi, e dov’era la carne vellutina,

sforzate le sue cosce con le zampe palmate
che di sei lividure sigillarono a enigma,
il dio fin nelle sue la penetrò abbacinate
avide viscere col folgorante suo stigma.

Tutto femmina il corpo, da agonia e godimento
fu avvinta, una vertigine il cui apice attinse
come nel suo sacello sgorgò il seme violento:
del futuro i suoi occhi sbarrati il fato incinse.


IL MUTO VATICINIO

Quei globi, nerolustri come infere perle,
fissi lì a dominarla, le apparvero miniati
di disastri che agli anni s’incrunavano per le
sue réni regali… Mortali ancora non nati

vide e una donna bellissima, sposa e regina,
e un principe straniero, con lui a notte fuggire
su una nave, ed accolti da una città in collina,
e uno sciame di occhiute prore là convenire,

e mille nella polvere eroi per lei caduti,
e l’urlo delle madri, delle spose amputate
del caro bene, gli atti più generosi e bruti
tra il clangore di bronzi abbaglianti, di esaltate

genealogie, e sulle mura com’Espero apparsa
l’origine dei lutti, la battaglia bloccarsi,
manichini inceppati sulla piana riarsa
gridar tutti il suo nome, di nuovo massacrarsi,

e colossale vide sulla spiaggia un cavallo,
in città trascinato poi attraverso una breccia,
fauci di fiamme i tetti, frangenti di metallo,
sfondar l’occhio che vede fino in fondo la freccia,

e la donna in ginocchio spalancare alla spada
di chi amò in primo letto le splendide mammelle,
e ad esse, inobliate, sciogliersi il pugno, rada
poi la folla guerriera, solo faville e stelle,

e l’unica reliquia di gesta insanguinate
un cieco, eco nei secoli, perpetuar cantore…
Tutto in un lampo bevvero le sue ciglia beate
e inorridite, chiuse da un mortale languore.

E fu d’ali e di piume sbattimento accecante,
il divino animale fra le nubi disparve.
Leda, sola sull’erba, stordita e dolorante,
le immagini fatali svanite come larve.

E tornò la regina con le sue sette ancelle
gravate di canestri, su cui un ronzio era d’api:
li tenevano, stando oblique, tra fianchi e ascelle;
le più abili, dritte, in equilibrio sui capi.
Mayo 2007

Leda, portada del Playboy de febrero de 1515

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martes, 27 de enero de 2009

Leda, por Carol Ann Duffy

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Leda
by Carol Ann Duffy

Obsessed by faithfulness,
I went to the river
where the swans swam in their pairs and saw how a heart
formed in the air as they touched, partnered forever.
Under the weeping trees a lone swan swam apart.
I knelt like a bride as bees prayed in the clover
and he rose, huge, an angel, out of the water,
to cover me, my beaked, feathered, webbed, winged lover;
a chaos of passion beating the fair day whiter.
My hands, frantic to hold him, felt flight, force, friction,
his weird beautiful form rising and falling above-
the waxy intimate creak-
as though he might fly,
turn all my unborn children into fiction.
I knew their names that instant, pierced by love
and by the song the swans sing when they die.


Caron Ann Duffy es una poetisa y dramaturga británica nacida en 1955 en la ciudad escocesa de Glasglow. En la actualidad enseña poesía en la Manchester Metropolitan University. Sus colecciones de poemas incluyen títulos como Standing Female Nude (1985), ganadora del Scottish Arts Council Award; Selling Manhattan (1987), que obtuvo el Somerset Maugham Award; The Other Country (1990); Mean Time (1993), que ganó el Whitbread Poetry Award y el Forward Poetry Prize (Premio a la mejor colección de poesía del año); The World's Wife (1999); Feminine Gospels (2002) ; The Good Child's Guide to Rock N Roll (2003); y Out of Fashion (2004). Su última colección de poemas es Rapture (2005), y con él ganó el 2006 T. S. Eliot Prize.

Carol Ann Duffy es también una aclamada dramatuga. Entre sus obras más conocidas se encuentras Take My Husband (1982), Cavern of Dreams (1984), Little Women, Big Boys (1986) y Loss (1986).

La música de Leda, por Stellamara

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El grupo Stellamara dedica una canción llena de sensualidad a nuestra Leda. Su música está compuesta por retazos de melodías medievales europeas, persas, árabes, indias, turcas y de los Balcanes, pero tambien con sutiles toques electrónicos: un disfrute para los oidos a caballo entre la música gótica y la new age.

Aparece en su primer album, Star of the Sea, de 2003, y puede ser escuchada AQUí
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Dos muestras más de la música del grupo, en vivo y grabada:



El grupo Stellamara nació en 1994 y es liderado por la vocalista Sonja Drakulick y el multi-instrumentista Gari Hededus. Página del grupo: AQUÍ

Leda observada, controlada

.Léda et les voyeurs. Félicien Rops

Mil y una formas de interpretar el mito: algunas Ledas contemporáneas (XIV)

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Willem Louwerse


Willem Louwerse


Ward Verstraeten

Ilana Raviv


Arpagian - Arte Mural


Alan Fishman


Alan Fishman

jueves, 22 de enero de 2009

Hera y el Olímpico (Cisne): la venerable y esperada boda

Hera no tuvo una juventud fácil, ni siquiera su nacimiento lo fue. Hija de Cronos y Rea, fue de devorada -como todos sus hermanos, a excepción de Zeus- por su padre. Estuvo envuelta en la Titanomaquia, apoyando a sus hermanos, pero también tuvo que estar con sus abuelos, allí ya se intuía su carácter familiar. Se cree que siempre estuvo enamorada de Zeus pero por ser la diosa de la fidelidad aguardó por el cisne hasta que sus circunstancias se lo permitieron.

Hera es la diosa de la atmósfera, el matrimonio, los partos y, especialmente, de la fidelidad. Un Dios con ese temperamento y además galán y muy creativo y de naturaleza lujuriosa no podía engancharse para siempre con alguien, pero él le tenía ganas a Hera, que era muy bella y como diosa al fin tenía todos los atributos para hacer feliz a un hombre o a un Dios.

Juno. Alonso Cano

Perseguida y acosada por Zeus quien sólo la veía como un trofeo más para colección, ella no podía prestarse a los devaneos del hermano, no podemos olvidar que era la diosa del matrimonio y la fidelidad. Sin embargo a ella, desde siempre, “se le bajaba la túnica” por él.

Todo dios que jurara en nombre de la laguna Estigia debía cumplir su promesa, porque de lo contrario estaba condenado a pasar 9 años sumergido en la estupidez, sin poderes, ni gracias.

La toeletta di Giunone (Hera). Andrea Appiani

Pero llegó el día en que Zeus amaneció más deseoso de poseer el cuerpo de Hera y no aguantó más. Ese día (terrible?) ella estaba entre los mortales, examinando su territorio desde abajo (hay que imaginarla en la tierra observando el cielo y la disposición de las nubes, que es su territorio), viendo a las aves que son sus animales sagrados, en fin, haciendo lo que toda buena diosa hace. Zeus la observaba desde el Olimpo, así que planificó una estrategia.

Decidió crear una tormenta que por supuesto ella no esperaba. Hera desconcertada porque aquello no estaba previsto, se refugió en una cueva. De pronto ve a un cuco mojado y desprotegido. La diosa conmovida por ver desprotegido a unos de los seres que ella cuidaba, lo toma y lo lleva a la cueva para que no se mojara, pero el cuco era Zeus transfigurado. Una vez se más cambia, se transforma, se convierte en lo que no es.

Juno. Gustave Moreau

Cuando ella lo abraza, él revela su identidad e intenta poseerla con sus dones de buen amante y conquistador. Hera se excita, pero siempre tiene presente su virtud, así que aprovechando la calentura del Dios (Cuco), le dice que ella le dará lo que él quiera a cambio de que él jure en nombre de la laguna Estigia que será complacida en todo lo que ella le pida. El muy tonto, llevado por la lujuria y la pasión, juró. Después de que el acto se consumó, ella le dijo que lo único que quería era ser su esposa, y a él no le quedó otra que cumplir, pues si no lo hacía debía estar 9 años en la estupidez, lo que significaba perder el control sobre dioses y hombres.

Sin embargo, con ese cuarto matrimonio, Zeus logra la estabilidad de su gobierno. Ya tiene alimento, leyes, paz, disciplina, y la organización familiar como base de la sociedad de los mortales, a la vez que eso representa la garantía del orden, característica contraria al caos. Así se pacta la última boda de Zeus.

Juno y Júpiter. Annibale Carracci

El carácter vengativo de Hera que resaltan muchas de sus leyendas, no era tal. Sólo en ella había mucho dolor. Su matrimonio no fue producto del amor sino de las trampas de ambos. Luego, era fácil imaginar lo que le esperaba, ella era la diosa de la fidelidad y tenía un marido infiel. La pobre debió ver y cuidar las infidelidades del marido, pues como Diosa encargada de los partos le tocaba velar por cada una de las pruebas nacientes de los devaneos maritales. Así le tocó cuidar el parto de Dánae (Perseo), Ío (Épafo), Europa (Minos, Sarpedón, Radamantis), Calisto (Arcas), Alcmena (Heracles), Sémele (Dionisos), Níobe (Pelasgo y Argos), Antíope (Anfión y Zeto conocidos como los Dióscuros tebanos); Electra (una de las pléyades concibió a Dárdano, Armonía y Jasón); Egina (Éaco); Laodamía (Sarpedón); Pluto (Tántalo) y Táigete (Lacedemonte), sólo para hablar de las uniones mortales. De hecho el nombre de Heracles fue una burla despiadada de Zeus: Heracles significa “a la gloria de Hera”. Cada uno de esos nacimientos tiene una historia propia, una historia en la que se resalta el carácter vengativo de la diosa herida, traicionada, incluso humillada como mujer. No podía vengarse con el marido, le debía sumisión como diosa y como esposa- entonces la tomaba con las mujeres o los hijos.

La Vía Láctea. Pedro Pablo Rubens

De su unión con el Olímpico cisne, del pico de áureo pico, nacieron Ares (dios de la guerra), Hefesto (dios de la forja, de los herreros, los artesanos del hierro, el dios de la metalurgia), Hebe (diosa de la juventud), y Eris (diosa de la discordia). Algunos mitos señalan que Ares y su hermana gemela Eris fueron concebidos cuando Hera tocó cierta flor, y Hebe cuando tocó una lechuga. Es decir, no se le atribuye la presencia de Zeus en estas concepciones, incluso algunas leyendas (como lo afirma Hesíodo en la Teogonía, aunque en la Ilíada de Homero se desmiente esta leyenda) señalan que por ello Hefesto nace deforme y feo.


Hera, wife of Zeus (1894). H. P. Gill

Ella aunque se molestaba y abandonaba al marido, siempre nuestro querido Cisne, amigo de las metamorfosis, lograba que regresara valiéndose de engaños. En una ocasión, harta de las infidelidades, lo abandonó y se fue a vivir a la isla de Eubea. Aunque Zeus le rogó, la persiguió, la disuadió, la buscó, ella se mantuvo firme. Por fin conociendo el carácter celoso de Hera –que no era para menos-, Zeus mandó a tallar una hermosa estatua con una figura femenina, a la que colocó un vestido de boda y la montó en un carro con heraldos. Éstos debían anunciar el próximo matrimonio de Zeus con la bella desconocida. Hera enfurecida, saltó al carro para agredir a su rival y descubrió el engaño. Tuvo que reconocer sus sentimientos amorosos y regresar al Olimpo con Zeus.

Hera es una diosa llena de vitalidad, de hermosura, de bondad (sí, de bondad), de sorpresa, y de mucho amor. Porque por amor se metamorfoseó, cambió su apariencia, se humillo y lloró. Tan inteligente como el marido y tan humana como cualquier mortal en cuestiones de celos, no escatimaba esfuerzo para descubrir y vengarse de los múltiples cuernos con los que fue adornada su divina y celestial cabeza. No debemos nunca olvidar que la sociedad griega se construyó un panteón en el que cada dios representaba sus virtudes y defectos. Hera representaba la fidelidad, la institución maternal… una diosa preocupada por su matrimonio como cualquier mortal esposa amante.

Júpiter y Juno. James Berry

El lecho era el centro del culto de Hera. El Heraion, cerca de Argos, era su santuario más importante. En él -cuentan- que se podía observar una imagen de la Diosa en la que su boca se cerraba amorosamente en torno del falo erguido de Zeus. En el panteón romano se le identificó con Juno.

miércoles, 21 de enero de 2009

Una dulce y juguetona Leda con su Cisne

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Hoy amanecí pensando en los poetas y las poetisas que le han cantado a Leda y a su Cisne y que dejan su alma en cada poema...
Hoy amanecí Dariana y me venía a la mente el poema a Leda (al que pronto le haré una entrada)...
Hoy amanecí feliz descubriendo nuevas Ledas
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Leda Mit Dem Schwan

El cuadro que aparece en esta antigua tarjeta postal (postales le llaman en mi ínsula) se le atribuye a Peter Paul Rubens y no sé por qué, pero me acordé de Jueves...

(para Jueves)

martes, 20 de enero de 2009

Suaves movimientos: Leda danza con su cisne

Una hermosa foto en la que Leda en la laguna, iluminada por un hermoso sol primaveral, baila, se mueve, vive... para su Cisne
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(Para Aledia, en movimiento)

Mil y una formas de interpretar el mito: algunas Ledas contemporáneas (XIII)

. Kiki Kogelnik


Janet Brooks Gerloff


Ignacio Díaz Olano


Helmut Rieger


Maaike Verwijs


Charlotte Mutsaers


Josipa Čamber