Zeus se enamoró de una mortal
y no pudiendo pernoctar con ella
puesto que la belleza dijo nó
decidió transformarse en avechucho
desesperado por aplacar su pasión
aunque fuese bajo la forma de pájaro
.
ella que era aficionada a las aves
se enamoró locamente del cisne
y se le abrió de piernas al instante
sin sospechar siquiera la burla de que era objeto
.
la dureza del miembro sin embargo
la longitud y el diámetro del miembro
delataron a Júpiter tonante
en los estertores del acto sexual
y el ingenioso dios o lo que fuere
tuvo que eyacular en el vacío
.
Muchos poetas le han cantado a Leda y a su Cisne -Rubén Darío, entre los que más-, pero ha sido el excepcional poeta chileno Nicanor Parra quien con su antipoesía (que no por ello menos poética) nos deja una muestra de la visión contemporánea, sagaz, genial y paródica (o irónica???) del mito que envuelve el encuentro de Leda con el Olímpico. Varios elementos nos mueven a afirmar esa visión contemporánea. En primer lugar tenemos a una princesa etolia que es capaz, como cualquier mujer moderna de decir: -"Nó, aunque seas un Dios". Si no hay amor, si la pasión no se inflama en ella, entonces nada, esta Leda rebosante de vitalidad parece decirle: "contigo ni a la esquina". Esta Leda no se deja impresionar por truenos, ni rayos, ni Zeus flotando en nubes, ni lluvias doradas, ni ninguna otra trampa divina y este Zeus es evidentemente más torpe, más humanamente apasionado.
Pero acerquémonos al antipoético lenguaje. Parra en su Manifiesto (publicado en Santiago por la editorial Nascimento en 1963) nos habla de su creencia y principio poético de la palabra: “Nosotros conversamos / en el lenguaje de todos los días / no creemos en signos cabalísticos” y así lo manifiesta en las palabras y frases con las que va contando la mitológica historia: Pernoctar, avechucho, desesperado, "se le abrió de piernas", dureza, el miembro, "eyacular en el vacío". Todas nos mueven a la risa o a la sonrisa y a la cotidianidad. No hay concesión para el Dios que simplemente debe convertirse no en un Olímpico cisne de plata con pico de ámbar (en la versión dariana), sino en un "avechucho", que según el diccionario de la RAE es un “ave de figura desagradable”… se destruye la fineza modernista, se construye la crudeza de la calle.
Volvamos con Leda. Esta antipoética Leda tiene sus debilidades –como Hera, la esposa-. Ella tiene aficiones (no se la pasa bañándose en el Eurotas esperando a ser violada por cualquiera) y entre éstas, Nicanor resalta su gusto por las aves (sean feas o hermosas, sublimes o arrabalescas), así que nuestra princesa al ver al “avechucho” enloquece de pasión y se abre de piernas, entregada y enloquecida ante su pasión zoofílica. Pero nuestra Leda (Parriana??) no es estúpida, no es una Metis o una Hera, es una chica con cerebro y experiencia y el torpe de Zeus un ostentoso sin remedio: “la dureza del miembro sin embargo/la longitud y el diámetro del miembro / delataron a Júpiter tonante”.
También hay una carga erótica en el poema, el saber si la poseerá o no, hay incógnita, juego y acertijo, no sabemos cómo terminará aunque el título fuese revelador (más humanas) podemos pensar que nuestra Leda finalmente se dejará, sorprendida por el hallazgo, llevar por la pasión. Pero no, y nuevamente un “nó” acentuada sobresale en el poema, esta vez acompañado con acción: Leda deja al cisne a punto del orgasmo, lo abandona antes de alcanzar la clímax, esta Leda sí sabe cómo vengarse del Olímpico: “en los estertores del acto sexual y el ingenioso dios / o lo que fuere tuvo que eyacular en el vacío”.
Buen fin para nuestro astuto cisne…
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Nicanor Parra Sandoval (5 de septiembre de 1914, San Fabián de Alico - Chile) es uno de los más grandes poetas chilenos, grande e irreverente o irreverentemente grande (hermano de Violeta, poeta y cantante folklórica) a quien se le atribuye la creación de la antipoesía, pues él literariamente se expresa a través del lenguaje cotidiano y directo, lleno de una profunda mirada irónica a la sociedad:
Durante medio siglo
La poesía fue
El paraíso del tonto solemne.
Hasta que vine yo
Y me instalé con mi montaña rusa.
Suban, si les parece.
Claro que yo no respondo si bajan
Echando sangre por boca y narices
Y en su antipoema “Epitafio”, se describe y se despide:
Con una voz ni delgada ni gruesa,
Hijo mayor de profesor primario
Y de una modista de trastienda;
Flaco de nacimiento
Aunque devoto de la buena mesa;
De mejillas escuálidas
Y de más bien abundantes orejas;
Con un rostro cuadrado
En que los ojos se abren apenas
Y una nariz de boxeador mulato
Baja a la boca de ídolo azteca-
-Todo esto bañado
Por una luz entre irónica y pérfida-
Ni muy listo ni tonto de remate
Fui lo que fui: una mezcla
De vinagre y aceite de comer
¡Un embutido de ángel y bestia!