lunes, 18 de enero de 2010

Hoy Rubén.. gracias


Pues en ti existe Primavera para el triste,
labor gozosa para el fuerte,
néctar, Ánfora, dulzura amable.
¡Porque en ti existe
el placer de vivir hasta la muerte
ante la eternidad de lo probable…!

¿Qué sería de Leda y su Cisne sin Rubén? Siempre me he preguntado eso. Si bien es cierto que Leda le debe a Leonardo (aunque haya cacofonía) un cuadro legendario y a Dalí una visión filósofica y espiritual de su posesión, no es menos cierto que Félix Rubén García Sarmiento le dio un estatus, una magestuosidad, un carácter mágico, refinado y grandilocuente que sólo es posible con la letra, la palabra viva y apasionada.

La monárquica pareja, a partir de la palabra del nicaraguense, renovó sus votos de amor eterno, reavivó la pasión, se reecontraron en lugares exóticos y alejados del mundo griego y con aire latinoamericano descubrieron que su amor se sellaba eternamente. Gracias Rubén, por tantos cuellos de cisnes que aman e interrogan, gracias por tanto erotismo, por tanta mitología, por tanto regodeo musical...

Y un día como hoy 18 de enero de 1867 -de efeméride y lugar poco común- nació en Metapa, Nicaragüa, el príncipe de las letras latinoamericanas para poblar este mundo de princesas alegres, de satiresas, de princesas triste y de Eulalias mordaces, de sátiros, de ninfas, de flautas, de cisnes, de música, de vino, de amor, de elegancia, de blancura, de cantos de vida y esperanza y de azules...

Leda
Tal es, cuando esponja las plumas de seda,
olímpico pájaro herido de amor,
y viola en las linfas sonoras a Leda,
buscando su pico los labios en flor.

Suspira la bella desnuda y vencida,
y en tanto que al aire sus quejas se van,

Blasón
«Es el cisne, de estirpe sagrada,
cuyo beso, por campos de seda,
ascendió hasta la cima rosada
de las dulces colinas de Leda».

Bouquet
Cirios, cirios blancos, blancos, blancos lirios,
cuello de los cisnes, margarita en flor,
galas de la espuma, ceras de los cirios
y estrellas celestes tienen tu color.


Leda et le cygne de Marnix De Bleeckere