jueves, 9 de julio de 2009

Leda y el jazz


En esta ocasión hablaremos de fusión y de Leda..., de ritmos, de alma, de expresión. Por ello, comenzaremos la entrada analizando la oscura genealogía de la palabra jazz... De origen incierto, el término jazz parece derivarse del verbo francés jaser (asimilado a la lengua criolla de Louisiana), aunque curiosamente también así se llamó así a un paso de baile denominado Chasse, procedente del verbo inglés chase (proseguir), incluso de esta forma se llamaba a la existencia de un especialista en el cake walk, Jasbo. Esta fusión de términos y fonologías se vio favorecida porque los negros de Estados Unidos utilizaban un término de consonancia idéntica, procedente de los dialectos del África occidental para designar el acto sexual. Cuenta la leyenda (y algunos diccionarios del siglo XX), que la palabra jazz era utilizada en los barrios bajos, en los prostíbulos, en los bares, para hacer referencia a las relaciones sexuales, pero con una fuerte carga vulgar y denigrante, pues implicaba que la mujer era usada, un objeto sexual. Pero, afortunadamente, el tiempo pasa, las cosas cambian y el jazz (como ritmo musical) pasó a ser música de resistencia, nacida formalmente en el Estado norteamericano de Luisiana, concretamente en la zona de influencia de Nueva Orleans, donde los esclavos negros llegaban procedentes del África subsahariana en barcos, frecuentemente, españoles.

El saxofón, de Europa, tuvo orígenes menos desconocidos y más académicos, pero entre cambios, asimilaciones y fusiones le tocó ser uno de los instrumentos que acompañan este estilo musical. La forma sensual del saxo nos remonta, un poco, a los orígenes oscuros del jazz, su forma de cuello de cisne, nos deja una huella sobre el mito.

Y es así como en el siglo XX, después de una larga historia de intercambios,
el saxo fue considerado un instrumento popular o "para el jazz". Luego, en la mitad de ese siglo, pasa a ser junto con el jazz símbolos de resistencia, de insubordinación, música para expresar libertades, música para recordar raíces, para sentirse orgullosos de una piel oscura que resistió todo, música para expresar lamentos, sufrimientos, arraigos, música para improvisar, música de la calle, porque difícilmente el alma humana puede ser domesticada, esclavizada... (imposible domesticar a un cisne):


El jazz y el saxo, como Leda y el Cisne, quedan unidos en el inconsciente colectivo de la cultura occidental... y como esta influencia ha calado tan profundamente y como de músicos, poetas y locos todos tenemos un poco, hoy como curiosidad hemos encontrado un precioso saxofón en honor a Leda. Otra divina fusión: saxo, jazz y Leda.

Un hermoso saxofón, grabado por Julius Stenberg para la empresa norteamericana Conn, nos señala el camino de este grato encuentro, de esta hermosa y afortunada fusión, un deleite para saxofonistas, anticuarios, coleccionistas y buscadores de Leda:





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