Entre el amor y el deseo
de Astrid Boucher
Hoy quiero dedicártelo a ti, música y lira.
Hoy confieso mis dos deseos… uno maravilloso, celestial, intangible; el otro pequeño, virginal, puro, acaso metamorfosis de niña a ninfa.
Y cuando eso ocurre, tengo que elegir entre la ninfa y mi dios. Me quedó con la primera, pequeña, casta, graciosa, de curvas apenas dibujadas… mi deseo.
Me siento yo, Leda, como una Palas Athenea, sabia y dolorosa, entre la avidez y el amor, entre el deber y la sinrazón, entre la sabiduría y el desborde.
Leda, la Leda que soy, entra en contradicciones…
Amo al cisne pero deseo a esta bella ninfa, que hoy con cuerpo de adolescente, me ruega ser un vínculo entre ella y la divinidad: me pide sexo, cisnes, roces.
En ella quiero dejar plumas, besos, recuerdos y deseos.
Los observo desde una de mis torres (desde el palacio de Tindareo), los veo a ambos, se conocen, se reconocen, en ambos está mi olor… el cisne espera para controlar, para exigir, ella espera para excitar, para ser la fruta más deseada en la orilla de ese lago.
A lo lejos, en mi torre, escucho sus notas adolescentes, me llama, es difícil aguantar la tentación.
Espero que el cisne parta, hoy no es tiempo de cisnes.
Hoy sólo quiero sentirla, hoy sólo quiero rozar a esa ninfa adolescente, hoy sólo quiero acariciar fragancias invictas, erguidas, que me invitan a ser parte de otra posesión, de otro ardor.
Dos años, entonces serás mía.