Hoy buscamos otro guiño... triste, es verdad, de luto, también...
Este guiño no nos apetece, no me gustan las despedidas, al menos no me gusta despedirme de él. Pero toca. Aunque como sé, como el lo dijo en el "Chau número 3", es un falso abandono. Este es un guiño ya buscado, pospuesto para otra opotunidad, unos más directos retenían mi atención. Inevitable colocarlo esta semana. El guiño, casi indirecto de hoy, va dedicado no a Leda con su cisne -aunque es un guiño a ellos-, va dedicado al amigo de borracheras y tristezas, de rabias acumuladas, de amores infinitos, al poeta, compañero, camarada: Mario Benedetti.
Este guiño no nos apetece, no me gustan las despedidas, al menos no me gusta despedirme de él. Pero toca. Aunque como sé, como el lo dijo en el "Chau número 3", es un falso abandono. Este es un guiño ya buscado, pospuesto para otra opotunidad, unos más directos retenían mi atención. Inevitable colocarlo esta semana. El guiño, casi indirecto de hoy, va dedicado no a Leda con su cisne -aunque es un guiño a ellos-, va dedicado al amigo de borracheras y tristezas, de rabias acumuladas, de amores infinitos, al poeta, compañero, camarada: Mario Benedetti.
Mario también se despidió ya de otro poeta, de otro poeta que sí le cantó a Leda, al Cisne, magnificamente. Aquí dejaremos fragmentos, no más (un ejercicio de verdadera intertextualidad), de un poema que el inmortal Benedetti le dedica al gran Rubén Darío al conmemorarse cien años de su nacimiento, y también es un poema de despedida, de recuerdo, de reivindicación: al abuelo Rubén (en el poemario a ras del sueño, 1967)
[...]
Después de todo, ya sabemos
por qué las princesas están tristes.
[...]
Díriase que el tiempo es otro, que en este mundo en llaga
no caben tus marquesas ni tus cisnes unánimes,
que al cándido hombre de hambre no le importa
la dieta frutal de miel y rosas
[...]
Lo cierto, lo vital, lo milagroso,
es que echaste a volar un decisivo
cuento de hadas verbales y no obstante tangibles
[...]
No tenemos verguenza de decir en tu nombre
"Un siglo es un instante",
y menos aún de pensar, en el nuestro: "Cien años, qué locura".
Y pensar que ahora, algunos de estos versos también pueden ser para el viejito Mario...
Sólo colocamos algunos fragmentos, hoy, la verdad, ya no me quedan ganas, estoy fragmentada, tampoco hay musas, ni imágenes...
Mañana un poco más de Mario, espero que menos triste...
PS: imagino que cuando muera Fernández Retamar haré el mismo ejercicio de intertextualidad...
Sólo colocamos algunos fragmentos, hoy, la verdad, ya no me quedan ganas, estoy fragmentada, tampoco hay musas, ni imágenes...
Mañana un poco más de Mario, espero que menos triste...
PS: imagino que cuando muera Fernández Retamar haré el mismo ejercicio de intertextualidad...
acudes cuando nadie te reclama
ResponderEliminarpor ejemplo
a quitarme el cuarto vaso
o el primer sueño
que es quitarlo todo
debes reconocerlo
no preciso
que me cuides
sino que me descuides
ya se verá
cómo me las arreglo
mejor te vas
recoge tus alones
y no vuelvas.
cuando se nubló todo
ResponderEliminardónde estabas
no me salvaste ni me salvarías
ya nunca más
la noche mansa comenzó a llover
y me empapó de dudas
dónde estabas
para decir que no
gritar que sí
o mejor para
abrir nuestro paraguas
y callarnos
"Quién lo diría
ResponderEliminarlos débiles de veras
nunca se rinden"
Y seguro que tampoco se mueren. Estoy también de luto. Ayer lo vi crecer y envejecer en un programa especial de televisión: era el año 1991 (y seguro que entonces yo no sabía ni quién era); era después el año 1999 y se le había encogido la presencia... aunque no la voz.
Gracias, Mariana...
(Viendo el cortejo fúnebre, me acordé también de Lope... Todo es circular...).
Jueves
Mariana, ya había pensado en ti con ese Chau número tres. Otro círculo.
ResponderEliminarJueves