viernes, 26 de diciembre de 2008

La Gruta da Leda

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En Sintra, muy cerca de Lisboa, se encuentra uno de los lugaras más fantásticos y misteriosos de Portugal: la Quinta da Regaleira. Es un increible palacio y jardín lleno de simbología relacionada con la masonería, los templarios y la alquimia. Allí, además del excepcional palacio da Regaleria, se hallan sitios mágicos como el pozo iniciático, la entrada de los guardianes, la torre da Regaleira o la capilla de la Santísima Trinidad. Pero entre todas ellas, destacamos la llamada Gruta da Leda.
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Las construcciones y el jardín que componen la Quinta da Regaleira fueron mandados construir por orden de Antonio Augusto Carvalho Monteiro en 1892, estando finalizados en 1920. Carvalho Monteiro quiso vivir rodeado de todo el poder del simbolismo de la Logia Masónica e inspirándose en este culto y en una serie de visiones que tuvo, realiza una serie de bocetos de la futura quinta y contrata al arquitecto Luigi Manini para llevar a cabo su idea.

De esta manera, magia y mística dan unidad a las diferentes construcciones de la Quinta. En el jardín, se mezclan a la perfección la vegetación autóctona con la traída del resto del mundo. Además, podemos destacar los pasadizos, grutas, terrazas y esculturas que salpican el jardín pero, en especial, el monumental pozo de iniciación, con la cruz de los Templarios esculpida en el fondo, que lleva a lo más profundo de la tierra como parte de un misterioso rito de iniciación.

La quinta también está inspirada en la Divina Comedia de Dante; los sinuosos caminos, grutas y colinas hacen referencia a las dificultades del Mundo y a la bajada a los infiernos.


Entre todas las maravillas se encuentra la misteriosa Gruta da Leda.


La gruta da Leda es un símbolo de la naturaleza alquímica. Tiene forma hexagonal (representando la unión del cielo y de la tierra) y al fondo está situada una escultura de nuestra Leda.

Su representación se nos torna misteriosa. Mientras sujeta entre las manos una paloma, Leda es mordida -es decir, fecundada- por Zeus trasformado en cisne. Así Zeus simboliza el cielo y Leda la tierra. En este caso, puede establecerse una analogia con María, Madre de Cristo, que fue fecundada por "el trabajo y la gracia del Espíritu Santo".


Más fotos de la Quinta pueden ser disfrutadas pinchando Aquí

1 comentario:

  1. ¿Qué es lo que te pasa, Coronel? le preguntó muchas veces el Mulato, hasta que por fin un día el jefe no pudo más y le confesó que la culpa de su ánimo eran esas dos palabras que llevaba clavadas en el vientre.
    Dímelas, a ver si pierden su poder le pidió su fiel ayudante.
    No te las diré, son sólo mías replicó el Coronel.
    Cansado de ver a su jefe deteriorarse como un condenado a muerte, el Mulato se echó el fusil al hombro y partió en bus¬ca de Belisa Crepusculario. Siguió sus huellas por toda esa vas¬ta geografía hasta encontrarla en un pueblo del sur, instalada bajo el toldo de su oficio, contando su rosario de noticias. Se le plantó delante con las piernas abiertas y el arma empuñada.
    Tú te vienes conmigo ordenó.
    Ella lo estaba esperando. Recogió su tintero, plegó el lien¬zo de su tenderete, se echó el chal sobre los hombros y en si¬lencio trepó al anca del caballo. No cruzaron ni un gesto en todo el camino, porque al Mulato el deseo por ella se le había convertido en rabia y sólo el miedo que le inspiraba su lengua le impedía destrozarla a latigazos. Tampoco estaba dispuesto a comentarle que el Coronel andaba alelado, y que lo que no habían logrado tantos años de batallas lo había conseguido un encantamiento susurrado al oído. Tres días después llegaron el campamento y de inmediato condujo a su prisionera hasta el candidato, delante de toda la tropa.
    Te traje a esta bruja para que le devuelvas sus palabras, Coronel, y para que ella te devuelva la hombría dijo apun¬tando el cañón de su fusil a la nuca de la mujer.
    El Coronel y Belisa Crepusculario se miraron largamente, midiéndose desde la distancia. Los hombres comprendieron entonces que ya su jefe no podía deshacerse del hechizo de esas dos palabras endemoniadas, porque todos pudieron ver los ojos carnívoros del puma tornarse mansos cuando ella avanzó y le tomó la mano.

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