sábado, 29 de agosto de 2009

A la caza del cisne que llevamos dentro...


Fragmento del prólogo al volumen: Parientes lejanos. Cuentos de animales. Antología. Editorial Páginas de Espuma. Madrid. 2003.

A
la
caza
(literaria)
del animal
que llevamos
dentro

de Alberto Ruy-Sánchez

(Frafmento)

Desde niño estuve poseído por la extraña certeza de que cada animal es un cuento que se mueve. Creía que los humanos tienen mascotas sobre todo para contárselas mutuamente, para hablar de ellas. Aunque muchas veces también para hablar con ellas.

Yo veía que los niños y los ancianos hablaban muchísimo con los animales. Creía que crecer consistía en olvidar totalmente cómo se habla con ellos, para recuperar muy al final de la vida ese lenguaje de historias que se mueven.

En vez de preguntar el nombre de un animal, nuevo para mí, pedía que me contaran su cuento. Y a nadie le parecía extraño...

....

Pero ninguna historia de amor pasional por los animales me parecía más interesante que aquella que descubrí en un libro ilustrado por mi padre. Lo vi dibujar durante días a un hombre que se podía convertir todo él en lluvía para mojar el cuerpo de una mujer que le gustaba. También se podía convertir en rayo, en ave, en viento. Y vi con sorpresa a una mujer que se enamoraba de un ganso.

Mi padre me explicó luego, ante mis preguntas insistentes, que no era ganso sino cisne, y que adentro del cisne no había un hombre sino un dios. Me fascinó el poder de ese dios antiguo para convertirse en animal y así seducir a la mujer que lo volvía loco y que obstinadamente lo rechazaba en su cuerpo perfecto, divino. Que un animal fuera mucho más atractivo que dios me parecía un buen principio.

La historia de Zeus transformado en cisne para seducir a Leda fue creciendo en mí con los años hasta adquirir cualidades cada vez más sensoriales que anecdóticas. Y la historia estalló en una bestial noche húmeda de mi adolescencia: fui cisne y al despertar mi boca olía a ella. Mis piernas estaban muy humedas, mojadas por la Leda adolescente que me hacía soñar así. Me gustaba imaginar también que ella, muy feliz en secreto, amanecía con un par de mis plumas blancas secándose en su mano y entre sus piernas.

...






Alberto Ruy-Sánchez Lacy nació en la ciudad de México el 7 de diciembre de 1951. Hijo de padre y madre originarios del norte de México, de Sonora. Está casado con la historiadora Margarita de Orellana. Vivió en París ocho años, donde estudió entre otros profesores con Roland Barthes, Gilles Deleuze, Jacques Rancière, terminó un doctorado y se hizo editor y escritor. Desde 1988 dirige la revista Artes de México, que en dos décadas obtuvo más de ciento cincuenta premios nacionales e internacionales al arte editorial. En 1987, con su primera novela, Los nombres del aire recibió el más importante premio literario mexicano, el Xavier Villaurrutia, y se convirtió inmediatamente en un libro de culto, que desde entoces no ha dejado de ser reimpreso cada año. En él inicia una exploración poética y narrativa del deseo que continúan las novelas En los labios del agua (1996), que recibió en su edición francesa el prestigioso Prix des Trois Continents; Los jardines secretos de Mogador (2001), Premio Cálamo/La otra mirada (Zaragoza, 2002); La mano del fuego: un Kama Sutra involuntario (2007); y Nueve veces el asombro (México, 2005). De los 20 títulos que componen su obra de narrador, poeta y ensayista destacamos también: Los demonios de la lengua (1987, nueva edición aumentada: 1998), Con la literatura en el cuerpo: historias de literatura y melancolía (1995) La inaccesible (1990), Diálogos con mis fantasmas (1997), y Una introducción a Octavio Paz (1990), Premio José Fuentes Mares.



1 comentario:

  1. Alberto Ruy Sánchez, siempre escribe unos textos tan poéticos, me encanta.
    Ya leí tres de sus libros
    y sigo a la caza de todos sus textos
    Además, como narrador en vivo es una maravilla, con su voz crea espacios llenos de magia y de vida.

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