jueves, 4 de junio de 2009

Un párpado erótico para Leda


Un fragmento del poemario Los párpados de Leda del poeta mexicano Enrique Héctor González, nos deja una pequeña sensación de eróticas urgencias, de solicitudes, de ruegos del cisne que desea ser desplumado, devorado, hasta sus últimas consecuencias:

Voy a dibujarte despacio con esta pluma de esperma.
Encajaré en cada coma mi pedigrí proxeneta,
me espesaré en la ceniza del semen eminente y no buscaré besarte protuberancias desprovistas de todo atractivo.

Me dedicaré mejor a mojar la mueca de lava que te recorre el recinto;
bajaré hasta la cebolla parpadeante de tus dientes y no volveré a decirte que despacio te dibujo pues son las diez de la noche y la verdad se hace tarde.
Anda, quítame la pluma, devórame las horas que me faltan
.

Franco Caputo


Enrique Héctor González nació en la ciudad de México en 1961. Estudió letras hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde obtuvo el grado de maestría en literatura española en 1992. Su vida es un espejo de tres puntas: en el mundo de la docencia (es profesor de la Escuela Moderna Americana y de Casa Lamm; ha dado clases en casi todas las universidades privadas) responde al nombre de Tex; en el de la literatura descuella como un desconocido con aspiraciones: ha publicado el poemario De tal palo (1983), tres plaquetas de textos breves (Para no hacerte el cuento largo, Tras Eros y Música oblicua) y un libro de poemas (Anfropiflume, Ediciones del Ermitaño, 2000), así como cuentos, ensayos y poemas en Letras Libres, la Revista de la Universidad de México, la vieja revista El Cuento y algunas otras publicaciones periódicas; en su casa, finalmente, lo quieren bien, aunque nadie sepa bien a bien cómo se llama. Piensa (es sólo un decir) que el rock progresivo es la única música que existe. Es crítico literario, desde 1999, de La Jornada Semanal.

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