Leda y el cisne, de François Boucher

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En 1742, el famoso pintor frances de estilo rococó François Boucher finalizó la obra "Leda y el cisne" y la presentó en público. Inmediatamente la pintura fue aclamada como una obra maestra. Su autor hizo una copia que fue enviada a Suecia en junio de 1742, donde ha permanecido desde entonces. El original se creía perdida, pero se descubrió e identificó en la década de los 80.

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Se trata de una refinada y delicada pintura, de pequeño tamaño. Su estilo libre y suaves contornos lo convierten en uno de los más bellos cuadros del pintor.

La historia de Leda y el cisne fue un tema muy popular tanto en el renacimiento y como en el barroco. Sin embargo, Boucher aborda el tema con un infalible instintio pictórico y con poco apego al mito original. En ninguna de las diversas narraciones del mito se menciona una segunda mujer tan hermosa como la misma Leda. El cisne, lejos de representar la lujuria del poderoso Zeus, se muestra en una forma que parece contradecir el simbolismo fálico de su cuello. Mediante la aparición de una segunda figura femenina, Boucher genera una suntuosa piramide de carne y lujoso vestido, pero cuyos matices eróticos están claramente matizados. De hecho, el cisne parece más como una mascota doméstica que un dios dispuesto a violar a Leda.

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François Boucher (París, 29 de septiembre de 1703 – Paris, 30 de mayo de 1770) fue un pintor francés, famoso por sus escenas pastoriles y mitológicas. Hijo de un fabricante de encajes, estudió con el pintor François Le Moyne. Sin embargo, el estilo delicado de su contemporáneo Antoine Watteau influyó más en su obra. En 1723, Boucher obtuvo el Premio de Roma, donde estudió desde 1727 hasta 1731. Después de regresar a Francia, pintó cientos de cuadros, paneles decorativos de gabinete, cartones para tapices, escenografías e ilustraciones de libros. En 1734 ingresó en la Academia de Bellas Artes. Realizó cartones para la fábrica de tapices de Beauvais y en 1755 fue nombrado director de la fábrica de tapices de los Gobelinos. En 1765 el rey le nombró primer pintor de la corte, director de la Real Academia de Bellas Artes y diseñador de la Real Fábrica de Porcelana. Su éxito se vio incrementado por el mecenazgo de la marquesa de Pompadour, favorita de Luis XV, de quien pintó varios retratos. Sus representaciones de deidades femeninas clásicas, amables, desenvueltas y ataviadas como elegantes pastoras hicieron las delicias del público, que lo consideró el pintor de moda de la época.