jueves, 30 de octubre de 2008

Leda y el cisne en Blasón. Breve aproximación a Prosas Profanas de Rubén Darío

El modernismo es el movimiento que daría su carácter literario y, definitivamente, refinado al mito de Leda y el cisne. Inspirados en la belleza plástica y estética que esta historia ha dado a la pintura y a la escultura, los poetas modernistas en su afán de búsqueda de la belleza por la belleza, hacen del cisne y de su anhelada Leda símbolos de una sexualidad y un erotismo avasallantes, eso sí, sin olvidar, como los pintores y escultores, que de este mito debían resaltar la belleza: la forma y elegancias del cisne, su perfecta blancura, sus movimientos graciles, su carácter divino:

El olímpico cisne de nieve
con el ágata rosa del pico.

…………..
Es el cisne, de estirpe sagrada

De Leda resaltarían la pureza, su color rosado, sus dulces formas, su sensualidad, lo que la hacen digna de que un dios, y no cualquier dios, sino Zeus -el señor absoluto del Olimpo- la tome para encarnar su celestial presencia:

cuyo beso, por campos de seda,
ascendió hasta la cima rosada
de las dulces colinas de Leda.



Prosas Profanas, de donde se ha extraído el poema “Blasón” (en su mejor sentido de ostentación), es el libro modernista por excelencia. En este, por ejemplo, se destacan la sensualidad y el erotismo, como una forma superior de arte, como una religión. El cisne es la reencarnación de Dios con toda su pureza:

Su blancura es hermana del lino,
del botón de los blancos rosales
y del albo toisón diamantino
de los tiernos corderos pascuales


Prosas Profanas, también es el libro de la nota musical que nos traslada a Grecia y a Francia del S.XVIII, la pagana, la versallesca que ama los placeres refinados, la elegancia sutil, el esplendor, la finura, la gracia.

Los personajes del poema Blasón están emparentados con la nobleza, Zeus es encarnación de señores, caballeros y reyes y de una manera u otra representan el mundo wagneriano (musical, trágico, elegante y universal). La mención de Lohengrín (“es su príncipe rubio”), el trágico héroe wagnaeriano, que debe abandonar a su amada Elsa (princesa), después de que ésta incumpla su promesa de no preguntar ni su origen ni su nombre (ruptura del tabú féerico) nos lleva por ese camino. Lohengrín se marcha del lado de Elsa transportado por un solitario cisne blanco. Igualmente, se conoce de la afición de Luis de Baviera por interpretar fragmentos de la ópera wagneriana, por su escapismo, por su locura.

En la métrica Prosas Profanas es el libro de mayor diversificación y el de la preferencia por los versos métricos más musicales: el decasílabo de Blasón, el alejandrino renovado por influencia francesa, y el endecasílabo, uno de los más antiguos de la lírica, pero diversificado también para extraerle todas sus armonías con el cambio de acentuación. Darío eleva la poesía a una altura estética insospechada en composiciones este poema.

La poesía de Prosas Profanas representa todo aquello que caracterizó al movimiento: exotismo, tendencia al escapismo, príncipes, princesas y dioses son los personajes de este poemario. La belleza estética y la sensualidad, pletórica de erotismo, arropan y subyugan al lector.

4 comentarios:

  1. Pero después fueron Cantos de vida y y esperanza... y el perfil del cisne se transforma en pregunta y alguien quiere torcerle el cuello y no saber adónde vamos ni de dónde venimos...

    Precioso el blog, Mariana.

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  2. Torcerle el cuello para no saber... El cisne no sólo es pregunta, también sería un recordatorio... un escritor venezolano de la vanguardia aclaraba la interrogante: "venimos de la noche//
    y hacia la noche vamos"
    Vicente Gerbasi

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  3. O quizá para olvidar la pregunta... y el terror de la soledad nocturna.
    Recordaba al Rubén de Lo Fatal: "Dichoso el árbol que es apenas sensitivo"...

    He visto "tu perfil", Mariana... ¡Felices coincidencias!

    Un saludo y buen sábado

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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