

Blog dedicado al mito de Leda y el Cisne



De origen chino, el té ha tenido su mayor auge en Japón. Nace como una ceremonia en la que se honra al invitado. Cuentan que en sus inicios los anfitriones utilizaban la vajilla más costosa para impresionar a sus invitados. En el Japón actual la ceremonia puede durar hasta cuatro horas, es un momento de encuentro, de disfrute y de paz.
Tomar té en la actualidad, tanto en Oriente como en Occidente es una costumbre arraigada, imposible no asociarlo a los ingleses, pero siempre se piensa en la ceremonia del Té japonesa. Por ello tomar té implica no sólo un disfrute del paladar, de los sentidos, es también una degustación en la que se disfruta también de los accesorios. Coleccionar teteras es ya un hobbie común, buscar las más exóticas, extrañas o de diseños extravagantes es un ejercicio entre los coleccionistas.
Nosotros nos hemos topado con estas hermosas tazas y teteras para degustar un té vespertino y unos maravillosos diseños inspirados en nuestra Leda y en nuestro Cisne







o Bastidas, a quien se acercó llevado por su devoción poética. Y precisamente éste aprovechó los servicios de Evia para la edición mancomunada que hicieron en Madrid, en 1675, de sus producciones en verso. Así apareció aquel "Ramillete de varias flores recogidas y cultivadas en los primeros abriles de sus años por el Maestro Jacinto de Evia, natural de Guayaquil". Escribió varios tipos de composiciones, aunque prefirió el romance. Los otros asuntos que movieron la pluma de Evia -amorosos, religiosos y aun descriptivos- tuvieron más fortuna dentro del logro estético. Si Bastidas hizo un romance al "Arroyo de Chillo, en metáfora de un toro", y Domínguez Camargo otro igual pero en metáfora de un potro, Evia romanceó sobre un manantial nacido en el Pichincha acudiendo a juegos metafóricos semejantes, en que saltan los aciertos entre expresiones forzadas. No es un mal poema. Pero Evia escribió también composiciones de apreciable sencillez, en las que la onda verbal corre ágil y desenvuelta. Se diría que entonces consigue conectar la lógica de la prosa a la inspiración lírica, para que ésta funcione con cierta plenitud y fluidez. Un ejemplo de soltura es el de los versos en que "Dícese la buenaventura a Cristo": una gitana lee en las líneas de la mano del Niño Jesús el martirio de la crucifixión.
Andres Caicedo

rteneció a la tertulia de La Cuerda junto a Pedro Antonio de Alarcón, Moreno Nieto y otros. En Madrid trabajó en diarios como El Látigo, La Discusión, El Imparcial, Madrid Cómico y Blanco y Negro, entre otros. Fue desterrado a Puerto Rico en 1867 a causa de sus sátiras políticas, entonces liberales. Entró después en la carrera diplomática y desempeñó puestos en Florencia y en Uruguay; fue jefe de sección del Archivo y biblioteca del Ministerio de Estado. Presidente de la sección de literatura del Ateneo de Madrid. Posteriormente se hizo conservador. Fue nombrado académico de la Lengua Española en 1892. Cuando Clarín dijo que sólo había en España dos poetas y medio (Ramón de Campoamor, Gaspar Núñez de Arce y Palacio), le replicó con el folleto Clarín entre dos platos, 1889. Entre su obra destaca: Cabezas y calabazas (1863), colección de caricaturas de contemporáneos; Cien sonetos (1870), de contenido filosófico; y Chispas (1894), poemas de tono menor semejantes a las Humoradas de Campoamor. Sus Veladas de otoño (1884) son una recopilación de leyendas, al modo de las de José Zorrilla. 

