Para los seres humanos medir el tiempo siempre ha sido una necesidad, incluso una obsesión. El tiempo, tanto espiritual como físico, marca los inicios, los comienzos, el fin o los finales. El tiempo, como todos lo hemos percibido alguna vez es relativo, para algunos pasa muy rápido cuando se es feliz, para otros pasa lentamente cuando se sufre... hoy para mí pasa lentamente, en espera de un 2011 mucho mejor.
La medición del tiempo ha sido una obsesión en la antigüedad y en la modernidad, ir al pasado, ir al futuro, fecha y hora de nacimientos, de defunciones, el récord deportivo se mide en segundos... la importancia de esos minutos, segundos, centésimas... la obsesión por lo que pasará en el futuro, lo que está por venir, los nuevos tiempos, los viejos, los recuerdos, los comienzos o los finales, la vida del ser humano siempre está marcada por un tempus fugit, por un carpe diem, por un fruere hora, volas aetas, Fugit hora sic est viva, haec ultima forsan.. muchas locuciones latinas, muchos tópicos de la literatura nos marcan un espacio temporal en el que reflexionamos, pensamos, terminamos o iniciamos, nos esperanzamos o lloramos por lo que ya pasó.
Para cerrar el año nos acompaña un reloj de sol (sí, de sol, porque su salida nos indica renacimiento, florecimiento, certeza de que siempre amanece, que siempre vendrá un año mejor, la esperanza), uno de esos instrumentos usados desde la remota antigüedad para medir ese inexorable paso del tiempo.
Hoy nos quedamos con un hermoso cuadrante solar de Leda con su Cisne, cuya sombra arrojada por un gnomon sobre la superficie nos indica la posición del Sol, de un inicio, de un nuevo año, triste o alegre, todo depende del reloj vital con que se mida...
Aprovecha la hora
Nunca el tiempo pasó tan despacio...
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