Sobre la base de una muñeca que a ratos nos recuerda a la famosa y cincuentona Barbie, Caroline Maurel recrea un mundo de juegos e intertextualidades pictóricas en la que nos propone un viaje lúcido y lúdico en el que lecturas políticas y poéticas se mezclan en un juego, a veces macabro, de adultos, puesto que como indica en su página "Les jouets font l'art".
Juega con los iconos de su generación, e incluso de las posteriores y de las anteriores. Su muestra nos invita al goce, pero no un goce inocente, es un goce profundo, en el que la risa y la ternura dan paso a una realidad de adultos, en el que la sensualidad, la relaciones de pareja, la sexualidad, el sadomasoquismo, la venta del cuerpo, las guerras, la destrucción del mundo tienen un toque de locura, de ironía, de siglo XXI, de crítica y reflexión. Nada del caos que acompaña a este siglo se le escapa a Caroline.
Del catálogo 2010, esta artista juguetera nos regala, con un dulce e inocente toque sensual, a nuestra Leda (Barbie) y a su Cisne (Ken), pletóricos de colores, de amoralidad, de vida, de locura, de inocencia, de juguetería..
"La peinture, c'est une expérience sensuelle
qui condui à la réflexion d'une manière agréable, parfois jubilatoire..." C.M
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