viernes, 4 de noviembre de 2011

Otra historia sobre el Cisne, que no va con Leda


Karl Kerényi en su libro Los Dioses de los Griegos (Monteavila Editores, 1999) nos deja varias historias de cómo, según los antiguos, el huevo llega hasta Leda. En la primera de estas, que acá mostraremos, no hay encuentros sexuales de Leda con el Cisne, al contrario, Leda tiene una actuación bastante secundaria y apenas es como una especie de vientre en alquiler. La verdad, no nos gusta, pero son mitos muy antiguos y cada historia es interpretada según el erudito del momento. A continuación la historia, un poco modificada por nosotros:

Zeus, inocente de todo, iba por allí tranquilamente paseándose por un río, metamorfoseado en cisne, pero sólo por pura diversión. Un águila que por allí pasaba lo vio y pensó: qué cisne tan bonito, lo cazaré. El Cisne aterrado, que a veces es sensible, huyó y se refugió en la casa de Némesis (Diosa de la justicia, de la justa venganza).

Zeus al verla, no lo dudó ni por un minuto y de cazado se convirtió en cazador, sacó todas las artes que Venus le enseñó, y sedujo a la Justa Venganza, es decir, a Némesis. Según cuenta Higinio, el erudito escritor hispano-latino, después de que Zeus yació con Némesis, ésta expulsó un huevo, al que Hermes -mensajero de los dioses- diligentemente llevó sin rumbo fijo y de repente ¡oh, sorpresa! se topó con Leda, quien con sus piernas abiertas aguardaba en un salón no se sabe qué. Según Higinio de ese huevo sólo nació Helena. Para recordar todos estos extraños sucesos, Zeus tomó al águila y al cisne y los honró entre las constelaciones.

Fuentes de esta versión: Higinio, Astronomía, cap. II.

Arthur Murch

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