Aunque Homero, el sempiterno aedo, no hace referencias tan directas como quisiéramos a la leyenda de Leda y el Cisne ni en la Ilíada ni en la Odisea, curioseando nos topamos con una traducción de los Himnos Homéricos de Luis Segalá y Estalella que, sin embargo, hacer un breve guiño para alavar a los Dióscuros Póllux y Castor, a su divinal nacimiento y al don de los Dióscuros para rescatar a los nautas perdidos. He aquí, una de las piezas más hermosas de los Himnos Homéricos:
"Habládme, oh Musas de ojos vivos, de los Dióscuros Tindáreos, hijos preclaros de Leda, la de hermosos tobillos, -Castor, domador de caballos y el irreprensible Polideuces, -a los cuales aquélla, habiéndose unido amorosamente con el Cronión, el de las sombrías nubes, dio a luz bajo la cumbre del gran monte Taigeto para que fueran salvadores de los hombres terrestres y de las naves del curso rápido cuando las tempestades invernales arrecian en el implacable ponto. Entonces, los que navegan invocan suplicantes a los hijos del gran Zeus y, subiendo a la parte más alta de la popa, les ofrecen blancos corderos. Y cuando ya el fuerte viento y las olas del mar empiezan a sumergir la nave, aparecen repentinamente los Dioscuros, lanzándose a través del éter con sus alas doradas, y en seguida calman los torbellinos de los terribles vientos y allanan las olas en el piélago del blanco mar, hermosos señales de su trabajo en favor de los marineros; quienes, al notarlo, se alegran y ponen fin a su penosa labor.
Salud, Tindáridas, cabalgadores de rápidos corceles; más yo me acordaré de vosotros y de otro canto".
Pollux
Ray Caesar
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