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Blog dedicado al mito de Leda y el Cisne
o Bastidas, a quien se acercó llevado por su devoción poética. Y precisamente éste aprovechó los servicios de Evia para la edición mancomunada que hicieron en Madrid, en 1675, de sus producciones en verso. Así apareció aquel "Ramillete de varias flores recogidas y cultivadas en los primeros abriles de sus años por el Maestro Jacinto de Evia, natural de Guayaquil". Escribió varios tipos de composiciones, aunque prefirió el romance. Los otros asuntos que movieron la pluma de Evia -amorosos, religiosos y aun descriptivos- tuvieron más fortuna dentro del logro estético. Si Bastidas hizo un romance al "Arroyo de Chillo, en metáfora de un toro", y Domínguez Camargo otro igual pero en metáfora de un potro, Evia romanceó sobre un manantial nacido en el Pichincha acudiendo a juegos metafóricos semejantes, en que saltan los aciertos entre expresiones forzadas. No es un mal poema. Pero Evia escribió también composiciones de apreciable sencillez, en las que la onda verbal corre ágil y desenvuelta. Se diría que entonces consigue conectar la lógica de la prosa a la inspiración lírica, para que ésta funcione con cierta plenitud y fluidez. Un ejemplo de soltura es el de los versos en que "Dícese la buenaventura a Cristo": una gitana lee en las líneas de la mano del Niño Jesús el martirio de la crucifixión.
Andres Caicedo
